"El problema, claro, es que no entienden nada de nuestro mundo! Te acuerdas del nacido de Muggles en Hogwarts? Philip, se llamaba - recuerdas ? Loco el tipo. Siempre hablaba de los autos como si estuvieran un deporte... recuerdas, Weasley?"
Percy asintió con la cabeza. Como olvidar a Philip? Una vez le invitó a casa, y junto con su padre pasaron la tarde intentando conectar un televisor para ver las competiciones de auto...
"... pero el problema, el verdadero problema, es que ¡la magia no les pertenece! La roban desde hace centenarios - centenarios! Y nosotros, auténticos brujos, ¿que hacemos?"
Percy había perdido el hilo de su discurso; al contrario, los demás estaban pendientes de cada una de sus palabras.
"Nada, siguió su antiguo compañero de Hogwarts. Aceptamos perder nuestra magia mientras estos falsos magos se hacen cada vez más poderosos. Corrompen nuestra cultura y roban nuestra magia, tratan de...
- La magia no se puede robar."
Las miradas chocadas que recibió Percy cuando pronunció estas palabras le convencieron de que en sus ojos, ya había vuelto a ser el Weasley-adorador-de-Muggles. Reajustó sus gafas.
Por la primera vez desde hace meses, Percy se sintió orgulloso de sí mismo.